Érase una vez una joven japonesa que vivía en una aldea perdida en la selva.
Un día salió a dar una vuelta por la selva y se perdió. Se encontró un animal extraño que le dio unas plantas medicinales. Y decidió coger ese animal tan extraño para examinar las plantas que le había dado.
Intentando volver a la aldea se encontró más plantas extrañas que más tarde supo que - según sus antepasados - se llamaba camella sinensis.
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